¿Y qué onda con las mascotas?
¿Son las mascotas parte de la familia? En mi casa tenemos una mascota, a la que le pusimos por nombre, “Cosa con patas” por que es una perrita Maltes que cuando la compramos, literalmente cabía en la palma de mi mano y yo decía, ¡Esto no es un perro, esto es, una cosa con patas! Pero algo sucede cuando por primera vez acaricias un cachorrito; su amor incondicional hacia nosotros, hace que de inmediato se establezca un vínculo emocional con la mascota y ante el ataque masivo de mi mujer y mis hijas... cómprala papa, cómprala... terminamos llevando a la cosa con patas a la casa.
Y de ahi en adelante, ya saben; que si la jaulita, que si el platito, que si la comida, que quien la va a sacar, que a que horas... y por un momento la mascota se vuelve el centro de atención de la familia y con el paso de los días se integra a la vida familiar.
Cuando yo llego a casa, la primera que sale a recibirme es la cosa con patas, si algún extraño llega, ladra hasta que le decimos que está bien, espera pacientemente hasta que le sirven su comida. He visto a mis hijas contarle sus mas recónditos secretos cuando están tristes a la cosa con patas. Es definitivamente una parte importante de nuestra familia.
Y ahí les dejo esta pulga en la oreja: Debiéramos ser como nuestras mascotas y aprender de ellas: Recibamos a nuestros seres queridos con alegría y amor. Defendamos nuestra familia del acecho de extraños, malechores y malas influencias para nuestros hijos y cuando alguién esta triste y necesite apoyo, escuchémosle atenta y silenciosamente. Muchas veces nuestro mejor consejo, es tan solo un abrazo, un beso y una sonrisa.
Y de ahi en adelante, ya saben; que si la jaulita, que si el platito, que si la comida, que quien la va a sacar, que a que horas... y por un momento la mascota se vuelve el centro de atención de la familia y con el paso de los días se integra a la vida familiar.
Cuando yo llego a casa, la primera que sale a recibirme es la cosa con patas, si algún extraño llega, ladra hasta que le decimos que está bien, espera pacientemente hasta que le sirven su comida. He visto a mis hijas contarle sus mas recónditos secretos cuando están tristes a la cosa con patas. Es definitivamente una parte importante de nuestra familia.
Y ahí les dejo esta pulga en la oreja: Debiéramos ser como nuestras mascotas y aprender de ellas: Recibamos a nuestros seres queridos con alegría y amor. Defendamos nuestra familia del acecho de extraños, malechores y malas influencias para nuestros hijos y cuando alguién esta triste y necesite apoyo, escuchémosle atenta y silenciosamente. Muchas veces nuestro mejor consejo, es tan solo un abrazo, un beso y una sonrisa.
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