¿Los niños entienden?


El otro fin de semana fui a visitar a mi compadre, que me invitó a comer unas deliciosas enchiladas que prepara su mujer, y durante la comida, comenzó a contarnos a Dora y a mí, de problemas íntimos que estaba teniendo con la comadre. Yo primero le hacía “ojitos” mirando a sus hijos, que ellos comían despreocupados y aparentemente sin poner atención. Mientras seguíamos comiendo, la conversación se volvía un poco incomoda hasta que comenzó a hablar de ciertos detalles que a mi consideración no eran aptos para los niños. Ahí si de plano le paré su carro y le dije, “Oiga compadre, le recuerdo que ahí están los niños” y sin inmutarse, me contestó “Que le preocupa compadre, si ni entienden de que estamos hablando”… Entonces cambié de estrategia y le pedí que me contara de su último trofeo en el boliche y entonces, la conversación cambió y me contó sus peripecias y hazañas para ganar el tan afamado trofeo. Sus hijos terminaron de comer y se pararon, y antes de retirarse de la mesa le dijeron a su papá... “Luego terminas de contarnos apá, vamos a jugar un rato en la bici” Mi compadre se quedó con la boca abierta. Y ya al quedarnos solo, le expliqué que no es conveniente comentar o discutir algunos temas delante de los niños, que entienden mucho más de lo que a veces nos imaginamos.

Y ahí les dejo esta pulga en la oreja: El hecho de que los niños sean pequeños, no quiere decir que no entiendan las cosas que se hablan delante de ellos. Ellos se dan cuenta de todo lo que hay a su alrededor y recordemos siempre que todo tiene su tiempo. Hay un tiempo para reír y tiempo para llorar; un tiempo para abrazarse y un tiempo para despedirse.

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