La semana pasada fue mi cumpleaños, y les puedo decir que fue una celebración muy especial. Comenzó con algunas llamadas anticipadas por Skype y por teléfono. Luego, a la mañana siguiente, a eso de las 5 de la mañana, me cayó marabunta… mis hijas me cantaron las mañanitas. Después de una poderosa sesión de besos y abrazos, comenzaron a darme sus tarjetas. Algo que yo les he pedido en casa es que prefiero una tarjeta hecha a una comprada, y puedo decirles que las tarjetas de este año estuvieron espectaculares. No las cambio por la tarjeta más elaborada de ninguna parte del mundo. Saraí, mi hija más pequeña, me regaló una cruz de barro que ella misma hizo y un muñeco que ella misma cortó, cosió y rellenó. Luego, Sol, mi otra hija, me regaló una almohadita pequeña que también ella misma hizo. A lo largo del día tuve un gran número de llamadas y mensajes en mi Facebook, mi Messenger, mi Twitter y mi Skype… esto es comunicación contemporánea… Mis amigos me hicieron un pastel, donde me tocó soplar una fresa, por que no había velitas, pero la intención es lo que cuenta. Por la noche, fuimos a cenar con mi familia y algunos de mis amigos. Ahí hubo de todo, risa, diversión, magia, comida, regalos muy especiales, pero sobre todo la presencia de Dios en su máxima expresión a través del amor de los presentes. Puedo sin lugar a dudas decirles que fue uno de los mejores cumpleaños que he celebrado.
Y Ahí les dejo esta pulga en la oreja: La vida está llena de retos y luchas para poder disfruta y compartir momentos especiales con las personas que amamos. ¿Cuáles son mis prioridades? Numero uno, Dios en mi vida, Numero dos, Mi amada esposa, Numero tres, mis hijos. Con esto en mente puedo enfrentarme los retos diarios que la vida nos ofrece.
Fotografia por Jota Jota
Comentarios