Las Adversidades, el desaliento y las tortas de cochinita pibil.
El día de ayer platicaba yo con un amigo acerca de cómo las adversidades y el desaliento puede convertirse en un motor para levantarse y salir adelante.
Me acordé de una anécdota que viví en 1987. Al llegar a mi oficina, abrí la puerta y la volví a cerrar inmediatamente, observando la fachada del edificio, pensaba yo que me había equivocado de lugar, pero no... mi oficina estaba totalmente vacía. La noche anterior los amantes de lo ajeno me habían visitado cargaron hasta con los botes de basura. Me senté en la acera de enfrente a llorar, ya que me calmé un poco, me dio hambre y fui a comer a una taquería que estaba en la esquina. Mientras comía llegué a la conclusión de que aún en momentos de crisis las personas tienen hambre, y... ¡Que me acuerdo que mi esposa sabía preparar una cochinita pibil espectacular! Me fui a la casa para comenzar a hacer algo. Ella me decía que despidieramos a la servidumbre, que vendieramos esto y lo otro y yo le dije: “No vendamos nada... mejor hagamos algo, por que ¿Qué vamos a vender cuando las cosas se nos acaben? Y ese dia preparamos 50 tortas que se vendieron como pan caliente. ¡A la semana estábamos ya vendiendo un promedio de 500 tortas diarias!
Y ahí les dejo esta pulga en la oreja, Las adversidades en la vida te pueden derrumbar o te pueden hacer crecer, la desición, es tuya. Para que los árboles frutales den una cosecha abundante, tienen que ser podados.
Me acordé de una anécdota que viví en 1987. Al llegar a mi oficina, abrí la puerta y la volví a cerrar inmediatamente, observando la fachada del edificio, pensaba yo que me había equivocado de lugar, pero no... mi oficina estaba totalmente vacía. La noche anterior los amantes de lo ajeno me habían visitado cargaron hasta con los botes de basura. Me senté en la acera de enfrente a llorar, ya que me calmé un poco, me dio hambre y fui a comer a una taquería que estaba en la esquina. Mientras comía llegué a la conclusión de que aún en momentos de crisis las personas tienen hambre, y... ¡Que me acuerdo que mi esposa sabía preparar una cochinita pibil espectacular! Me fui a la casa para comenzar a hacer algo. Ella me decía que despidieramos a la servidumbre, que vendieramos esto y lo otro y yo le dije: “No vendamos nada... mejor hagamos algo, por que ¿Qué vamos a vender cuando las cosas se nos acaben? Y ese dia preparamos 50 tortas que se vendieron como pan caliente. ¡A la semana estábamos ya vendiendo un promedio de 500 tortas diarias!
Y ahí les dejo esta pulga en la oreja, Las adversidades en la vida te pueden derrumbar o te pueden hacer crecer, la desición, es tuya. Para que los árboles frutales den una cosecha abundante, tienen que ser podados.
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